Por Arthur González.
Nadie puede dudar de la inteligencia, carisma y habilidad política del presidente Barack Obama, algo demostrado en sus intervenciones públicas en La Habana.
Entrenado para contiendas políticas, sabe cómo ganarse la simpatía de la audiencia y para eso su equipo de trabajo prepara los discursos para acaparar la atención del auditorio.
En sus palabras al pueblo cubano el 23.03.2016 en el Gran Teatro Alicia Alonso, fue preciso al señalar: “los Estados Unidos no tienen ni la capacidad ni la intensión de cambiar a Cuba, cada pueblo debe hacerlo por sí mismo”. Sin embargo, las acciones cotidianas que lleva a cabo confirman que mintió.
Desde que asumió la presidencia, Obama aprueba anualmente 20 millones de dólares para programas subversivos, con el propósito de desmontar el sistema socialista que tanto aborrecen; mantiene activas la radio y la TV Martí para influenciar ideológicamente a los cubanos; orienta y financia a la contrarrevolución interna en actos provocativos, y se fortalecen las campañas de que Cuba “viola” los derechos humanos.