Por Arthur González.
Lo mejor para Estados Unidos y Cuba es lograr algún día relaciones normales, situación que la isla nunca ha conocido desde su independencia de España en 1902, pues el vecino del Norte siempre aspiró a ser el dueño y señor del archipiélago mayor de las Antillas.
Así lo recoge la historia desde que, en 1802, el gobernador de Mississippi, William C. Claiborne, en carta al presidente Thomas Jefferson, le decía:
“…nada deseo más que ver la bandera de mi país ondeando sobre el castillo de El Morro. Cuba es la entrada real del Mississippi, y la nación que la posea puede en el futuro mandar en el hemisferio occidental”.
Hasta 1820, Jefferson consideraba que “Cuba era la adición más interesante que jamás pudiera hacerse para nuestro sistema de estados…debemos, a la primera oportunidad, apoderarnos de Cuba”.
Después de restablecidas las relaciones diplomáticas el 17.12.2014, no se perciben indicios sólidos de que ambas naciones puedan llegar a normalizar sus relaciones, a pesar de que el Presidente Barack Obama, diga lo contrario.