Encuentro con la verdad


Por Arthur González

Tanto va el cántaro hasta la fuente hasta que se rompe y algo similar dada su reiteración, sucedió con los reclamos de libertad respecto a Ernesto Borges Pérez, según datos publicados en el sitio ICLEP.

Ante la insisraul borgestencia e incluso la vinculación del padre del preso con el grupo de mujeres que gobierna la inculta y grosera Berta Soler, se hacía necesario investigar quién era el personaje en cuestión, sobre el que algunos sitios digitales de los financiados contra Cuba hablaban con reiteración.

Para sorpresa, el preso Borges no es un recluso como otros contrarrevolucionarios financiados por Estados Unidos, sino un ex miembro de la Seguridad del Estado cubano que traicionó para trabajar secretamente para la CIA, no por ideología, pero si por el alto salario que esta agencia paga a sus agentes, algo que el ex oficial conocía perfectamente.

Pero la historia encontrada no queda ahí; su padre Raúl Borges que se unió a las “Damas” de Blanco, también era un veterano oficial de la Seguridad del Estado que llegó a trabajar en un país de Europa, o sea que la historia es diferente a la de otros presos de los calificados por la propaganda de Washington como de “conciencia”.

Salvando la distancia, Ernesto Borges es un condenado por la misma causa que está cumpliendo prisión la ex analista de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Ana Belén Montes.

Lo que llama la atención es el motivo por el cual Raúl Borges, experimentado oficial del G-2 cubano, como denominaban a la Seguridad cubana según viejas publicaciones de la prensa, se unió a un grupúsculo de mujeres de baja catadura y falta de educación formal, como se comprueba en los videos puestos en YouTube pues no tiene nada que ver la detención de un ex militar por traición, que por tener supuestamente otras ideas políticas, y ese no fue el caso de su hijo, quien lo hizo a cambio de dinero, de acuerdo con la breve investigación.

En cualquier país un militar que se ofrece a trabajar para un servicio de inteligencia extranjero, es condenado por traicionar el juramento hecho al ingresar a esos cuerpos. Por similar motivo en Estados Unidos varios de ellos cumplen prisión, incluso por ofrecer datos, fotos y testimonios de las torturas y violaciones de los Derechos Humanos que la CIA ejecutó durante su invasión a Irak.

Ahora podrán exigirle al Papa Francisco cualquier cosa, pero siempre tendrán que decirle la verdad y no mentir como hasta la fecha, algo condenable por la iglesia católica y bien establecido en entre los diez mandamientos de Dios, que evidentemente los “disidentes” pisotean a diario.

Por eso al conocer la verdadera historia recordamos a José Martí cuando afirmó:

“Hallar una verdad regocija como ver nacer un hijo”

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