Lo que se esperaba

Arthur González 

Hace solo unas semanas pronosticábamos que todos los aliados de Estados Unidos que hicieron silencio cómplice ante los planes del frustrado golpe de estado contra el gobierno venezolano, incluido el magnicidio del presidente Nicolás Maduro, actuarían muy diferente cuando el gobierno venezolano iniciara los procesos de instrucción penal sobre todos los complotados y de inmediato comenzarían las campañas de prensa para acusar a Venezuela. Así mismo ocurrió y uno de los primeros en levantar la voz contra la República Bolivariana de Venezuela ha sido el gobierno de Canadá, para condenar la detención del alcalde Ledezma y exigiéndole al gobierno venezolano liberar a los envueltos en esa acción criminal.

Esa es la democracia occidental, mientras callan en complicidad con actos violatorios del derecho internacional y del derecho constitucional en apoyo a los planes fraguados por las agencias de inteligencia norteamericana, para derrocar a un gobierno elegido por el pueblo como hicieron en 1973 contra el presidente chileno Salvador Allende, inician ahora una cruzada mediática para hacerle creer a la opinión pública internacional que el gobierno Bolivariano de Venezuela comente una injusticia, por atraer a la responsabilidad penal a los que fraguaron el golpe de estado.

En términos inaceptables, Johanna Quinney, vocera oficial del Ministro de Relaciones Exteriores del país, condenó la soberana decisión de Venezuela de hacer cumplir la ley sobre los que siguiendo las órdenes de la CIA planificaron las acciones contra Maduro.

Para que nadie se llame a engaño, esta es la forma en que actúan los auto titulados “defensores” de los derechos humanos, la libertad, la democracia y el estado de derecho. Por tanto, para ellos organizar y ejecutar un golpe de estado y el asesinato de un presidente electo en las urnas por su pueblo no es un delito, sino es luchar por la libertad y el estado de derecho. Esa es la razón por la cual cada día son más rechazados por las grandes masas del mundo que han dicho basta y echado a andar.