Arthur González
Los mismos personajes que reclaman derechos humanos y se auto titulan “defensores” de los mismos, demuestran en su conducta cotidiana carencia total de todo sentimiento humano.
Ejemplo vivo de esto es la miembro de la mafia terrorista anticubana Ileana Ros-Lehtinen, representante por Florida ante la Cámara de Estados Unidos. Hija de un testaferros del tirano y asesino cubano Fulgencio Batista, llevada por su padre a Estados Unidos huyéndole a la justicia popular, la congresista Ros-Lehtinen ha expuesto en muchos momentos su alma malévola, destacándose en el caso del niño Elián González, quien naufragó en 1999 producto de una salida ilegal de Cuba, en la que murió su madre.
La representante de la mafia anticubana se opuso ferozmente a que el niño fuera devuelto a Cuba, donde su padre, abuelos maternos y paternos, lo reclamaban con todo el derecho que les daba la ley.
Haciendo del niño un rehén para hacer politiquería, ella y otros integrantes de la mafia, como el ex representante Lincoln Díaz-Balart, intentaron violar varios derechos internacionales reconocidos por la UNICEF, como son: el derecho de un niño a no ser separado de sus padres, el derecho a retener su nacionalidad y el derecho de los niños a vivir y desarrollarse en su contexto cultural.
El caso tomó ribetes escandalosos y puso al gobierno estadounidense en una situación muy difícil, al politizar los derechos de un padre que solo reclamaba la custodia de su hijo.
Ahora la Sra. Ros-Lehtinen vuelve por las mismas, al oponerse y cuestionar que una mujer cubana pudiera tener el derecho a ser madre.
Es el caso de la esposa de Gerardo Hernández Nordelo, quien cumplía en Estados Unidos dos cadenas perpetuas más quince años, condena manipulada por la misma mafia anticubana, por el supuesto delito de espionaje que nunca le fue probado durante el amañado juicio celebrado en Miami capital de esa mafia.
La esposa de Gerardo, nombrada Adriana Pérez O’ Connor, nunca pudo visitarlo en prisión porque las autoridades estadounidenses le negaban el visado de entrada, situación que viola varias resoluciones dictadas por la ONU e incluso las propias leyes norteamericanas.
El prisionero además de su condena, era castigado criminalmente con el impedimento de recibir visitas de su esposa.
Múltiples gestiones se hicieron por entidades humanitarias, religiosas, políticas y diplomáticas, pero la mafia anticubana presionaba al Departamento de Estado para que no accediera a los reclamos humanitarios.
Durante el proceso secreto de negociaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba para el restablecimiento de relaciones diplomáticas, la parte norteamericana accedió a permitir que el semen de Gerardo se trasladara con la mayor discreción fuera del país, con el propósito de realizarle una inseminación artificial a su esposa, la que por su edad y eterna condena de Gerardo, estaba al límite de no poder engendrar jamás a un hijo tan deseado.
Al percatarse de la gravidez de Adriana, durante sus apariciones públicas junto a su esposo, y rabiosos por el canje de prisioneros acordado entre ambas naciones, Ileana Ros-Lehtinen y el también representante republicano por Virginia, Bob Goodlatte, exigen explicaciones por la inseminación artificial y reclaman el basamento legal de tal acción.
En carta enviada al director del Buró Federal de Prisiones, Charles Samuels, expresaron «consternación e indignación» por las medidas de la Administración Obama para que se produjera en Panamá la inseminación artificial de Adriana Pérez.
Ileana pone de relieve su odio visceral contra Cuba al solicitar que se le informe quién presentó la solicitud, quién la aprobó, quién pagó los costos del procedimiento médico y a cuánto ascendieron. En caso de que fuera el propio gobierno, exigen que se les haga saber de qué forma fue financiado el trámite, a dónde se envió la muestra de semen, quién la entregó y si este tipo de medida es una excepción o ha beneficiado en el pasado a otros presos federales.
Sin embargo, la representante por Florida ni ningún otro representante republicano se preocuparon por las violaciones de que era víctima Gerardo al ser el único reo al que no le era permitido recibir visitas de su esposa ni los continuos y largos encierros a que era confinado en celdas de castigo, buscando doblegar sus convicciones ideológicas.
Esta nueva acción de Ileana Ros, les permite al pueblo cubano y al norteamericano conocer su verdadera ausencia de sentimientos humanos.
Quizás por esa misma razón su única hija decidió cambiarse el sexo por el de hombre, con el fin de no verse sometida más a la violencia del carácter irascible y agriado de su madre.
Ante ese odio irracional de la mafiosa anticubana, vienen a la mente las palabras de José Martí cuando dijo:
“… las piedras del odio, apoco de estar al sol, hieden y se desmoronan como masas de fango”.