Arthur González
En días pasados uno de los sitios financiados por Estados Unidos para el desarrollo de su guerra sicológica contra Cuba, bajo el título de “Cubanet”, España, divulgó el artículo de un cubano que llegó a Colombia en busca de “refugio político”, el cual dice llamarse Rafael Alejandro Hernández Real.En su escrito Rafael Alejandro narra que fue uno de los cientos de miles de agentes de la Seguridad del Estado, que en Cuba defienden a su patria de las acciones desarrolladas por la CIA a lo largo de más de medio siglo.
Su declaración la hace con cierto olor a orgullo, a pesar de que busca legalizar un estatus que evite alguna acusación posterior por no haberlo confesado.
Ahora intenta relatar el cuento de que después de colaborar con el G-2 cubano en la Brigada de la Frontera, la que protege la integridad de Cuba de las provocaciones yanquis e incluso de los asesinatos a varios cubanos que han recibido disparos desde las posiciones de la parte norteamericana, se dio cuenta que los oficiales del Ministerio del Interior, “violan” los derechos inalienables del ser humano.
Hernández Real asegura haber estudiado licenciatura en Derecho en la Universidad de la Habana y que fue orientado a infiltrarse en la organización contrarrevolucionaria financiada desde Miami, nombrada “Alianza Democrática Oriental” (ADO), dirigida por el asalariado Rolando Rodríguez Lobaina.
Si en verdad estuvo vinculado a ese grupúsculo habrá podido comprobar las mentiras que dicen, la calidad humana de sus integrantes y que es precisamente el dinero proveniente de Estados Unidos quien los mueve, pero sospechosamente de eso no dice ni una sola palabra, algo que lo descalifica.
Como él muchos más han adoptado esa misma posición, entre ellos Elizardo Sánchez Santa Cruz-Pacheco y Marta Beatriz Roque Cabello, por lo que su confesión hace pensar que quizás en cualquier momento pudiéramos escuchar algo similar en boca de la bloguera Yoani Sánchez Cordero, Antonio González-Rodiles, Guillermo Fariñas y hasta de la mismísima Berta Soler, al final el G-2 cubano logró infiltrar a decenas de agentes en el corazón de la CIA y se da el lujo de exponerlo ante las cámaras de la TV. Quien hace tal hazaña es porque tiene muchas más piezas en juego, al menos la historia así lo ha demostrado.
Por tanto, el dilema es si creer o no creer en el “mea culpa” de este joven, si al final los integrantes de la Red Avispa también tenían un perfil muy parecido.
El Heraldo Cubano 
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