Elizardo Sánchez, el nuevo oráculo de Cuba

Arthur González

Unos de los asalariados con más años de servicio a las órdenes del gobierno norteamericano y de sus agencias federales de inteligencia, es Elizardo Sánchez Santa Cruz y Pacheco, quien se ha convertido de la noche a la mañana en el oráculo de Cuba.Autotitulado presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) desde la década de los años 80 del pasado siglo, en demostración de su falta de ética, le robó protagonismo al contrarrevolucionario Gustavo Arcos Bernes y a Ricardo Bofíl Pagés, fundadores de la primera Comisión Cubana de Derechos Humanos, plagiándole hasta el nombre a esa organización.

Ahora en similar acción, pretende sustituir al destacado astrólogo Walter Mercado, al intentar profetizar el futuro de la revolución cubana.

Como adivinador del futuro, Elizardo declaró recientemente en Madrid que «si ocurre algo en Venezuela, el proceso en Cuba se va a acelerar y se complicará».

Algo parecido esperaban los yanquis, todos sus aliados y asalariados internos, cuando cayó el socialismo en Europa del Este producto de los miles de millones de dólares empleados en planes de subversión, reclutamiento de dirigentes políticos y el aprovechamiento de los errores cometidos por el propio sistema.

Sin embargo, a pesar de la pérdida del 85 % de su comercio, Cuba logró resistir en lo que se ha denominado el Período Especial y recuperarse paulatinamente, no exenta de múltiples dificultades.

Lo que augura Elizardo no es producto de su brillantez, de la cual carece ni de dotes especiales como la del señor Mercado, sino de la lógica común, ya que Venezuela estableció un comercio justo, equitativo y humano con todos los países que se integraron al ALBA, vendiéndole petróleo a un precio mucho más accesible a los países pobres del área.

No por gusto la Casa Blanca ha organizado tantas conjuras contra la revolución chavista, incluido un golpe de Estado y secuestro del presidente Hugo Chávez Frías, aplaudido por varios países aliados de los yanquis que se llenan la boca para exigirle a otros democracia y respeto a los derechos humanos.

El imperio tiene un plan estructurado por etapas para alcanzar los objetivos y Venezuela tiene una alta prioridad, lo que se puso de manifiesto en las acciones subversivas del año 2002.

El gobierno de Chávez dio pruebas fehacientes de democracia, al someterse a múltiples plebiscitos. Sin embargo la CIA empleó a la USAID como pantalla para financiar campañas, manifestaciones y protestas estudiantiles.

Se conoce que entre los universitarios repartieron más de 15 millones de dólares para acciones callejeras contra el gobierno y desde la embajada yanqui en Caracas se dirige a la contrarrevolución.

Leopoldo López fue entrenado en Praga el pasado año, junto a contrarrevolucionarios cubanos como la devenida en bloguera oficialista de Washington Yoani Sánchez, el Master en física Antonio González-Rodiles y el ingeniero informático Eliécer Ávila, todos jóvenes formados por la Revolución y con los que la CIA apuesta a “conquistar el futuro”.

Henrique Capriles fue formado en Miami, al igual que han hecho con los contrarrevolucionarios cubanos, eso no es un secreto son acciones abiertas.

Lo que no reconoce Elizardo es la solidez del proceso cubano por ser auténtico y no impuesto por tropas extranjeras. Cuba no es Hungría, Rumania, Bulgaria o Checoslovaquia, por eso ha resistido la criminal Guerra Económica impuesta desde hace más de medio siglo.

El pueblo cubano tiene cultura política e histórica y conoce bien el resultado de las tres intervenciones yanquis en los siglos XIX y XX, los gobiernos títeres al servicio de la oligarquía norteamericana y las penurias que se vivieron bajo esos regímenes.

No es por gusto que los norteamericanos mantienen el Bloqueo económico y financiero, repudiado por la casi totalidad de los países del mundo, el ejemplo de Cuba no se puede repetir y los que lo intentan son sometidos a guerras sucias.

Los especialistas en represión no son precisamente los cubanos revolucionarios sino los propios norteamericanos, basta ver las escenas de la ilegal cárcel en la base naval en Guantánamo y en New York contra los Ocupantes de Wall Street para darse cuenta.

La represión llevada a cabo por sus aliados contra manifestantes en Grecia, Portugal, Alemania, Italia, Francia y España así lo confirman.

De lo que si puede estar seguro el asalariado más antiguo de los norteamericanos es que nunca el pueblo cubano le permitirá pasarse de la raya, en cuanto lo intente el peso de la justicia le ajustará las cuentas.

Quizás sea eso lo que le falta a sus vaticinios.