La doble moral del Gobierno norteamericano

Arthur González

El 18.11.2013 Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, durante su discurso sobre la política para el Hemisferio Occidental, en la Organización de Estados Americanos (OEA), expresó que:

“Con Cuba se buscan soluciones creativas para intercambiar con la isla, como sucedió hace una semana durante el encuentro del presidente Obama con Berta Soler y Guillermo Fariña. Los viajes de cientos de ciudadanos norteamericanos a Cuba, es un ejemplo de como se puede intercambiar de otra manera pues nuestros ciudadanos son los mejores embajadores de Estados Unidos”.

Agregó: “Los cubanos no pueden expresar libremente su voz, los derechos de los cubanos están contemplados en la Carta Interamericana de Derechos Humanos y hay que hacerlos valer. La libertad de expresión y la democracia no son una meta, son una travesía interminable”.

Kerry, sin proponérselo, puso de manifiesto la doble moral y falsedades de la política exterior norteamericana, pues son conocidas las acciones que ejecuta el gobierno del Presidente Barack Obama para intentar una vez más, destruir a la Revolución y el pésimo asesoramiento que recibe en este tema.

La prueba más contundente de sus funestos asesores fue el haber aceptado saludar a dos asalariados de los que poseen menos prestigio y representación del pueblo cubano: la inculta y grosera Berta Soler y el Faquir Guillermo Fariñas, y aunque quizás se dejó llevar por el racismo, lo cierto es que perdió más credibilidad con el verdadero pueblo de Cuba.

La prueba de que los cubanos si pueden expresar libremente como piensan, son esos mismos asalariados que Obama saludó y otros tantos que como ellos se pasan el día y la noche dándole declaraciones a la prensa extranjera sobre situaciones falsas y tergiversadas de la realidad cubana, sin que nadie los moleste.

Otro ejemplo es la multipremiada bloguera oficialista Yoani Sánchez, que desde la Habana sostiene un blog contra la Revolución sin ser reprimida, y por el cual ha obtenido más lauros que ningún otro cubano a los largo de 5 siglos de historia.

Sin embargo, John Kerry no mencionó la situación en Honduras, ni en Paraguay donde la falta de democracia hizo que se organizaran golpes de estado para destituir a sus presidentes, con la consecuente depresión sangrienta a su población, o  Chile donde los estudiantes son salvajemente reprimidos por exigir el derecho a una mejor educación.

Respecto al otorgamiento de más licencias para que ciudadanos norteamericanos visiten la Isla, el propio Secretario de Estado se encargó de explicar el objetivo que persiguen: trasladar valores de la sociedad Norteamérica para lograr su trasnochada transición pacífica hacia la democracia made in USA.

Pero lo que Kerry y sus asesores no saben es que cada norteamericano que viaja a Cuba, regresa a Estados Unidos reconociendo la resistencia del pueblo frente a los 53 años de guerra económica impuesta el Gobierno norteamericano, los miles de actos terroristas y cientos de planes de la CIA para asesinar a sus líderes.

Además, aprecian a un pueblo culto, saludable, solidario, con instrucción superior, alegre y con plena libertad para expresar sus criterios a favor y en contra de la situación del país, pero siempre con la claridad de que sus problemas deben resolverlos los propios cubanos, sin la injerencia yanqui.