Arthur González.
Según la agencia española EFE, en Ginebra, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, valoró positivamente la decisión del gobierno cubano de levantar parcialmente las restricciones a sus ciudadanos para viajar al exterior, y animó a La Habana a “abrir más el país y permitir una supervisión internacional”.
Como se ve, la manipulación política siempre está presente en las declaraciones de ciertos personajes, cuando de Cuba se trata. ¿Qué relación puede tener una nueva Ley Migratoria, dictada soberanamente por un Estado miembro de las Naciones Unidas, con permitir la supervisión internacional de su territorio? Nada, es solamente para remarcar cuestiones que no se le exigen, ni siquiera se le sugieren a otros países pero a Cuba sí, como una forma más de dañar su imagen.
Conocerá la señora Navi Pillay que existen cientos de países que regulan la entrega del pasaporte por razones de interés público o de Defensa y Seguridad Nacional. Este aspecto no es un invento caribeño, quizás tenga influencias españolas desde que Cuba era su colonia más apreciada, por eso la invito a que estudie varias leyes entre ellas la española y podrá confirmarlo.
Sabemos que la ignorancia es atrevida y quizá sea la razón por la cual madame Pillay hable de esa forma. El permiso de salida del país no lo impuso la Revolución después de 1959, lo instauró en 1953 Fulgencio Batista y sin embargo durante su gobierno tiránico plagado de asesinatos y desaparecidos, jamás le impusieron ni bloqueos comerciales y financieros, ni se le hicieron inspecciones internacionales. La razón; era aliado incondicional de los EE.UU. los que le vendían las armas para reprimir al pueblo cubano y además tenían dominio absoluto en el negocio de los casinos, las drogas y la prostitución, así como las mejores tierras, industrias y servicios.
Otro aspecto que tampoco menciona madame Pillay, es el relativo al otorgamiento de visados para los cubanos. Ella debe saber que a los nacionales de la Isla se les niega la entrada en los EE.UU. y en muchos países del mundo, especialmente en la Unión Europea, por considerarlos posibles emigrantes o por razones políticas. Los que pregonan democracia, pluripartidismo y otras cosas por el estilo, no le conceden visas a los militantes del partido comunista, encabezando esa lista los más “demócratas” del globo, por su puesto los yanquis.
En cuanto a su “preocupación” por los recurrentes arrestos de corta duración de supuestos “defensores de los derechos humanos” en Cuba, madame Pillay debería investigar quienes son, que hacen y para quien trabajan. Es lastimoso que no se pronuncie y condene enérgicamente las represiones brutales y salvajes de la policía española, griega, italiana, norteamericana o la chilena contra miles de manifestantes que reclaman el derecho al trabajo, la salud y la educación, sin embargo lo hizo por los asalariados del gobierno norteamericano, pagados con parte de los 20 millones de dólares, que entre otros cientos más, asigna la Casa Blanca para acciones subversivas contra Cuba, sin el menor pudor para reconocerlo públicamente. ¿Y esto no es una injerencia en los asuntos internos de otro país soberano? ¿Qué dice la ONU sobre esto?
¿Por qué la señora Pillay no le reclama a los Estados Unidos que libere a sus ciudadanos y les permita viajar a Cuba sin sancionarlos a penas carcelarias y costosas multas? ¿Conocerá ella que existe una ley federal que limita la libertad de los ciudadanos de estados unidos a ejercer ese derecho?.
Pero por desgracia quienes gobiernan los medios de prensa distorsionan la realidad y la verdad, por eso no se publican muchas cosas y hay personas con altos cargos internacionales emitiendo criterios y a veces hasta haciendo el ridículo, por asegurar cuestiones que se alejan de la realidad.