Arthur González.
Berta Soler, la inculta y grosera presidenta de las llamadas Damas de Blanco, acaba de pagar una suma, aun desconocida, por un cambio de vivienda en el reparto Alamar, aunque se sabía de ante mano que estaba recaudando dinero para comprarse una nueva casa, ya que desea a toda y costa y costo, mudarse de un barrio obrero para uno más residencial, con la prestancia que no tienen ni ella ni su esposo el ex recluso Ángel Moya. Sigue leyendo